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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

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ALEJANDRO CABEZA: “La pintura es memoria humana y fruto”


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La pintura es memoria humana y fruto” Entrevista a Alejandro Cabeza, Colección Contemporáneos del Mundo 29, Serie Indagación sobre la memoria y el juicio, Madrid/México D. F., 2013.  







Sobre “La pintura es memoria humana y fruto”: la escritora Salomé Guadalupe Ingelmo profundiza en algunos aspectos de la entrevista así como en la personalidad del artista

            “La pintura es memoria humana y fruto” se revela una entrevista sobrecogedoramente sincera. Un testimonio que combina magistralmente aspectos conceptuales y vivenciales: contenidos técnicos, dirigidos fundamentalmente a los especialistas en la materia, y otros entrañablemente humanos, anecdóticos y aptos para ser disfrutados por todo género de lectores.

El pintor Alejandro Cabeza es un profesional poco dispuesto a renunciar a sus convicciones, un artista que no se ha dejado seducir por las modas ni las exigencias del momento. Que se ha negado sistemáticamente a adoptar una visión comercial del arte. Su técnica se ha mantenido personal y ha evolucionado al margen de las corrientes imperantes; de esas normas impuestas que, como dice él, valen hoy pero ya no valen mañana. Cabeza huye manifiestamente de esquemas, y más si éstos son arbitrariamente impuestos. Porque, según sus propias palabras, cada cuadro debería tener el derecho de ser una obra original y singular”.


            Y lo cierto es que, a pesar de poseer un carácter artístico tan marcado, Cabeza desconfía de los estilos. Como si temiera anquilosarse con una mera repetición de esquemas en los que refugiarse para sentirse cómodo: Lo que actualmente a menudo se denomina el estilo de un pintor no deja de ser, en realidad, un cúmulo de sus defectos y carencias. La evolución constante, en la que influye la emoción y el sentimiento, lo inesperado, es lo que en realidad caracteriza al estilo. Y no un sistema reiterado y convertido en un estereotipo. Muchas veces confundimos voluntariamente estilo con ismo para justificarnos. […] Malo es cuando el artista se ampara en la originalidad para justificar lo que en realidad son carencias en la profesión –cuántas veces he escuchado decir a un mal pintor “este es mi estilo” si un colega, con su mejor intención, le hacía notar que quizá su trabajo podría mejorarse–; cuando la novedad prima sobre la calidad y acaba suplantándola. […] Aun a riesgo de discrepar de la mayoría, para mí la originalidad no sirve de nada si no está respaldada por una sólida formación. La originalidad es, sí, un valor añadido para una obra de arte. Un valor cuya presencia yo mismo aprecio mucho cuando el cuadro cuenta también con todos los demás requisitos que hacen de una obra una buena o una excelente obra. La profesionalidad de un pintor no puede estar avalada por apreciaciones puramente subjetivas y aisladas. Y volvemos de nuevo a esa pueril justificación que mencionábamos antes: “es que éste es mi estilo”. Pues si tu estilo presenta serias deficiencias de formación, es que tu estilo es un mal estilo. Eso no es originalidad sino otra cosa. Pero actualmente a menudo se confunden los términos. […] No existe libertad sin formación previa. […] La formación siempre está presente o habría de estarlo; nos acompaña en todo momento. No se deja de asimilar y de aprender. El intercambio de opiniones nos enriquece. La observación nos enseña. La experiencia nos hace más sabios. El oficio nos da más seguridad. Todas estas cualidades, y la capacidad de estudio e investigación personal, nos ilustran como individuos profesionales de una disciplina. Pero luego hemos de concedernos ese margen de libertad y creatividad que los pintores siempre intentamos salvaguardar. Se pasa por innumerables etapas; no acaban nunca a no ser que uno se hunda en el conformismo más radical, cosa muy frecuente en los tiempos actuales […]”.

Para Alejandro Cabeza imponerse retos parece una forma de evitar encasillarse, de huir del conformismo que tanto le asusta. Quizá por eso, a pesar de ser especialmente conocido por sus elegantes retratos, ha tocado todos los géneros y argumentos, siendo muy apreciados también sus paisajes y sus marinas. Por eso y porque, según él, el conocimiento de los géneros es importante; la práctica y estudio de cada uno de ellos, de todos. Unos géneros enseñan lo que otros no pueden. Cada uno tiene sus propias virtudes, y de esta forma se complementan. Así, mediante el aprendizaje en todos ellos, un creador se perfecciona y ahonda en el estudio pictórico. Un pintor es más valioso, más completo, cuanto más consigue abarcar. La excesiva especialización, la anulación sistemática de determinados géneros, nos carga de carencias; nos hace menos ricos en recursos. Y entonces nos convertimos en autores pobres […]”.

CONTRA LA BARBARIE, LIBROS

Miguel de Unamuno por Gutierrez Solana


A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Miguel de Unamuno

Contra la barbarie, libros.

Qué inquietud producen esos nostálgicos que alzan la pezuña al grito de “muera la intelectualidad”. Es curioso como hay modos, aún, que recuerdan al prócer Millán-Astray, ese pedazo de hombre ‒o ese hombre a pedazos. Entre los cuales el que más destacaba no era, obviamente, su cerebro. No hay cosa peor que ser un inválido mental‒. Qué necesitado está este país de otro Unamuno… Para que las nuevas hordas no osen profanar los sagrados recintos.

No soy catalana y de serlo, no me sentiría particularmente nacionalista. Como no me siento particularmente nacionalista habiendo nacido madrileña de raíces extremeñas. No soy catalana, pero no me turban ni incomodan los catalanes. Ni siquiera los nacionalistas. Ni siquiera, los independentistas. No soy catalana, pero quizá recordando el poema de Niemöller, advierto el peligro[1]. No soy catalana, pero me horroriza la estupidez, la intolerancia y la patanería. Eso por no hablar del racismo o la xenofobia. De paso, cualquier tipo de discriminación

La librería Blanquerna se encuentra, como aquellos que conozcáis Madrid sabréis, al lado del Círculo de Bellas Artes y muy cerca de varias librerías bastante conocidas a las que no haré publicidad, en la calle Alcalá, una zona con una cierta vida cultural que os invito a disfrutar.

Contra la barbarie, libros. Contra las piedras y los palos, libros. Siempre, libros.

¡Viva la vida!

Para escuchar a Joan Manuel Serrat interpretando Esos Locos Bajitos  


[1] Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
       (Martin Niemöller, Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas)

EL TEATRO NO SE HACE PARA CANTAR LAS COSAS, SINO PARA CAMBIARLAS (VITTORIO GASSMAN)


Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel GanivetSalomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet



















ALICIA SE MIRA EN EL ESPEJO
MEDEA ENCADENADA
SALOMÉ GUADALUPE INGELMO (ESPAÑA)
NUEVA DRAMATURGIA PODEROSA Y CONVOCANTE
F.G.C

Ediciones COMOARTES (CIINOE) presenta en profundidad a una nueva y excelente dramaturga: Salomé Guadalupe Ingelmo (España, escritora de quien hemos dado a conocer recientemente su primer volumen de narrativa), al editar como libro su monólogo inédito Alicia se mira en el espejo, acompañado de dos entrevistas, y, en un cuaderno, su colección de microficciones monoteatrales Medea encadenada (monólogos, soliloquios, monoteatros sin palabras…).
     Alicia se mira en el espejo y dos de los textos de Medea encadenada, también inéditos, han sido escritos especialmente a mi pedido y para esta editorial, dentro de la cruzada que como hombre de la escena inicié a finales de los años setenta por el auténtico monólogo escénico: el teatral, y que desde entonces ha sumado en diversos países numerosas acciones de trascendencia. La publicación digital de Alicia se mira en el espejo, Ediciones COMOARTES, Colección Los Libros de las Gaviotas 25, Madrid / México D. F., 2013, incluye además dos entrevistas (una inédita) mías a Salomé Guadalupe Ingelmo: “El monólogo recrea una intimidad sin parangón” y “La narrativa es introspección y revelación” con tanto extrapolable al universo del teatro (que también narra) y proveniente de mi “Indagación sobre la narrativa” / Contemporáneos del Mundo; todo para hacer de este libro un volumen preciado, sobresaliente para el teatro y quienes crean dentro de, o con respecto a, su galaxia. Mientras que la publicación digital de Medea encadenada y otros textos dramatúrgicos hiperbreves, Ediciones COMOARTES, Colección Los Cuadernos de las Gaviotas 97, 2013, reúne quince monólogos, soliloquios, monoteatros sin palabras hiperbreves, la mayoría premiados en concursos internacionales, algunos de modo absoluto o muy relevante, por su originalidad, profundidad, belleza, rotundidades. 
     Alicia se mira en el espejo y los dos hiperbreves “Lapsus en niña menguante” y “Penitenziagite” / Más dulce será la caída”, en Medea encadenada,  se suman ahora a otros monólogos y textos para lo unipersonal creados a petición expresa mía y editados, por citar dos de los años setenta: Yo tengo un brillante, de Nicolás Dorr, y La Machuca, de Eugenio Hernández Espinosa, dramaturgos cubanos contemporáneos de los más significativos a escala mundial que escribieron así sus primeros monólogos. Y más recientemente, a los igualmente solicitados por mí –y, estos, publicados ya por nuestra Ediciones COMOARTES–, de grandes nombres de la escena: Desde el sótano, de Nicolás Dorr (Cuba), Conversación con Pablo, de Sara Joffré (Perú), Bel La Bella, de Antonia Bueno (España) y La luna y el pozo de Mar Pfeiffer; en tanto están en proceso otros que he pedido a dramaturgos de España, de Cuba…
     Alicia se mira en el espejo, cincelado y clamoroso alegato contra la violencia de género, de la denuncia y del compromiso, de la brillantez y de las múltiples significaciones, se inserta en esta historia para añadir (junto a los dos textos hiperbreves de igual excepcionalidad) una columna dramatúrgica poderosa y convocante. 
     Dos publicaciones, libro y cuaderno, que son un homenaje a la escena de Ediciones COMOARTES desde las excelencias de los dieciséis textos de Salomé Guadalupe Ingelmo que ya la CIINOE comienza a difundir masivamente por el planeta. 
     El teatro, como el amor, es horizonte habitado por todo lo que somos. F.G.C


Potente e inquietante el monólogo de Salomé Guadalupe Ingelmo: Alicia se mira en el espejo. Pude ver y sentir ese espacio tan fuerte de ropero-cárcel. Su publicación se inserta en la gran cruzada de la palabra que hacen F.G.C , José Víctor Martínez Gil y Ediciones COMOARTES. Mar Pfeiffer, dramaturga argentina.

CON EL SUDOR DE QUÉ FRENTE


7:30 de la mañana, un hombre de Cro-Magnon avanza aún somnoliento por la tundra en busca de caza. Entre tanto, su parienta y los niños recogen bayas y lagartijas. No muy lejos de allí, apenas cuarenta mil años después, el mismo Homo sapiens, trajeado y afeitado, se dirige hacia la oficina. Deducción: sólo se puede llenar la cesta de la compra trabajando. Al menos desde que el Señor nos expulsó del Paraíso, condenándonos a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Y es que, aunque el trabajo dignifica a la persona, también puede convertirse en una maldición.
Corríamos tras un filete en el Paleolítico y lo seguimos haciendo ahora, aunque el de ahora te lo den en bandeja termoformada y en nada recuerde al animal del que –quiero seguir creyendo, porque dados los últimos experimentos para obtener carne a partir de células madre…– ha sido extraído. Ciertamente entonces la empresa se revelaba difícil, pues el mamut se resistía. No obstante no me parece que tras la subida del IVA el acceso a la ansiada supervivencia vaya a ser tarea fácil.
Pero volvamos a los grupos de cazadores de la Prehistoria. Una cosa les aseguraba el éxito: la colaboración, actuaban en bandas y por ello lograban su objetivo. Hoy el “cazador” se me antoja mucho más solitario. Y sospecho que el mundo en el que vive y trabaja fomenta de modo voluntario y nada inocente ese aislamiento. El grupo ya raramente está presente en el ocio, pero tampoco lo está demasiado en el trabajo. Pocos son los que saben trabajar realmente con los demás; la colaboración perece a manos de ese mal entendido individualismo que hemos ido sobrealimentando en las últimas décadas.
Nuestros antepasados no estaban especializados; cada miembro del grupo era capaz de desempeñar todos los trabajos necesarios para sobrevivir. En una economía de supervivencia, donde no hay excedentes y es imposible acumular riquezas, sólo cabe la igualdad social. El salto cualitativo en el mundo laboral comienza con la división del trabajo y culmina cuando aparecen intermediarios: cuando a alguien se le ocurre vivir del trabajo de los demás. El usufructuario del propio esfuerzo no es ya uno mismo sino otra persona que nos paga en dinero por ello. Introducimos por tanto un concepto nuevo, el de dinero, que comienza a disociarnos de nuestro propio trabajo. El sistema se perfecciona con la Revolución Industrial y el modo de producción capitalista: el trabajo se compra, se ejecuta a cambio de un salario, y unos pocos, los capitalistas, se convierten en inversores y obtienen beneficios de ese trabajo que no realizan en primera persona. Es aquí donde entra en juego el concepto de plusvalía al que tantas vueltas le dio Marx.
Curiosamente la crisis podría tener el efecto positivo de devolver a los trabajadores la conciencia de clase, de recordarles su naturaleza gregaria. La desesperada circunstancia podría servir como revulsivo para potenciar la solidaridad entre sectores laborales, incluso entre aquellos por tradición –o pernicioso vicio– más gremiales. Porque la situación actual a todos –o casi– nos afecta, y en buena medida nos iguala.
Trabajar nos permite subsistir y por tanto el valor del trabajo es incalculable: tenerlo o no tenerlo puede significar la diferencia entre una vida más o menos holgada y la indigencia e incluso la muerte. Ahora bien, el trabajo también debería enriquecernos de otros modos; también debería servir para realizarnos. Y es aquí donde nuestra sociedad falla, dado que sólo una pequeña parte de afortunados parecen sentirse bien y crecer personalmente mientras lo desarrollan, de modo que al final el trabajo se convierte sólo en un trámite necesario para obtener dinero: en una verdadera maldición bíblica. La felicidad queda relegada al tiempo de ocio. Pero curiosamente un sistema que prima la competitividad y nos llena de falsos espejismos de éxito –habría que discutir en qué reside el éxito realmente– o de expectativas materiales que sólo se alcanzan comprándolas, nos deja cada vez menos tiempo para el asueto.
Los pequeños grupo de cazadores-recolectores del Paleolítico trabajaban lo estrictamente necesario para subsistir. Una vez alcanzadas las necesidades se daba paso al ocio. La tribu se reunía y escuchaba historias a la luz del fuego, se jugaba con los niños. Hoy la gente permanece aislada frente a la TV, y cuando comparte con sus semejantes espacios, a menudo se aísla igualmente: mediante la oscuridad y el silencio en los cines o mediante las cegadoras luces y el ensordecedor ruido en las discotecas. Como apuntábamos antes, el hombre parece haber olvidado que es un ser gregario, dentro y fuera del trabajo.
Cuando salimos a buscar el pan ya no es posible topar con tigres dientes de sable; los únicos colmillos son los del jefe o los del banquero que nos ofreció la hipoteca. Sigue siendo un paisaje hostil e insidioso, aunque sospecho que la lucha entonces no era más desigual sino más leal. Los paleontólogos, basándose en el estudio de los restos óseos, no albergan ninguna duda: nuestros antepasados vivían mucho menos. No seré yo quien lo rebata. No obstante a veces me pregunto si no lo harían más felices. Al menos ellos sabían qué posición ocupaba en sus vidas el trabajo: sabían delimitarlo y usarlo en su propio beneficio, no se dejaban fagocitar por él.
Algunos grupos étnicos minoritarios, por ejemplo en el Amazonas, siguen manteniendo sistemas económicos muy similares a los de nuestros antepasados; no optan por el crecimiento y acumulación constante que están llevando al agotamiento de los recursos naturales del planeta, sino por la respetuosa convivencia con el medio. Nosotros reducimos sus espacios vitales, esos que ellos explotan de forma sostenible desde hace siglos, y los denominamos salvajes. Es cuestión de opiniones. A mi me parece más bien un caso muy similar al de la zorra y las uvas. Sentirnos superiores nos reconforta de camino al trabajo en el pequeño utilitario del que aún nos quedan letras por pagar o en los transportes públicos abarrotados. Mientras, las insaciables fauces se abren un día más…
                                                                  S. G. I., Hervás, 20 de septiembre de 2012 


Expulsión del Paraíso, Cosme Proenza Almaguer

Para escuchar la versión de Van Diemen's Land incluída en Celtic Spirit

Para escuchar Van Diemen's Land por The dubliners


Para escuchar a U2 interpretando Van Diemen's Land

SILENCIO JUSTIFICADO

Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet
 Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet



















Existen, siempre, muchas vías para hacer escuchar nuestra voz. Toda mi gratitud para quienes han depositado en mí su confianza y me han permitido hacer escuchar la mía de la forma que más me gusta, a través de la narrativa: a la CIINOE y Ediciones COMOARTES, y en particular modo a José Víctor Martínez Gil que lo ha acompañado decisivamente en el proceso editorial. Así mismo, un recuerdo muy especial, lleno de afecto, para todos los compañeros que tan solidariamente han tenido palabras de fraternal aliento hacia esta antología y su autora, sobre todo para Fátima Martínez Cortijo, escritora, profesora y narradora oral escénica, Premio Iberoamericano "Chamán", y para Fernando Rodríguez Sosa, periodista y crítico literario, Premio Nacional de Periodismo Cultural del Ministerio de Cultura de Cuba. Prometo trabajar cada día con mayor ahinco hasta estar en un futuro a la altura de su generodidad.


“LA IMPERFECCIÓN DEL CÍRCULO:
INTROSPECCIÓN Y REVELACIÓN”



Ediciones COMOARTES, como una de las acciones más relevantes en 2012 de sus cinco años de fundada, presenta conjuntamente el primer libro de cuentos de la escritora Salomé Guadalupe Ingelmo (España) y una entrevista a esta autora, dentro de mi “Indagación sobre la narrativa” en la Colección Contemporáneos del Mundo, la más extensa hasta ahora en dicha serie y, de hecho, por su número de páginas y excelsitud, un libro en sí. 


Los títulos: La imperfección del círculo, de Salomé Guadalupe Ingelmo, trece cuentos en antología de la propia autora y a mi pedido expreso: once con diversos y significativos reconocimientos literarios internacionales y nacionales, y dos inéditos –apertura y cierre–; y La narrativa es introspección y revelación” / entrevista a Salomé Guadalupe Ingelmo, volumen titulado con una brillante afirmación de la escritora, de quien Ediciones COMOARTES ya ha publicado, entre más, su excelente cuento inédito “Sueñan los niños aldeanos con libélulas mecánicas” –para un primer cuaderno independiente– en Los Cuadernos de las Gaviotas 6, Madrid / México D. F., España / México, 2010; y a quien ha incluido en la selección, realizada por el Director Ejecutivo de estas Ediciones, el escritor José Víctor Martínez Gil: Antología de cuentos iberoamericanos en vuelo (treinta autores de trece países).



Es La imperfección del círculo una antología rica, y de la belleza y la minuciosidad. Marcada por el ejercicio de la escrupulosa composición, por un lenguaje cuidado al extremo, se advierte de principio a fin una preocupación desmesurada, inusual, por las palabras. No sólo por lo que éstas dicen, sino también por lo que sugieren en un plano racional y emotivo. Su autora se revela experta en apelar al inconsciente del lector, logrando implicarlo y conmoverlo con una prosa que, desde una poderosa convocatoria, tantas veces destila lirismo; una prosa siempre emotiva, de la más elevada sensibilidad.


Y todo ello aderezado con una concepción absolutamente moderna del relato en tanto estructuras, con unos tiempos casi cinematográficos que hacen extremadamente fluida y amena su lectura. Unas formas que la revelan hija de su tiempo y heredera de grandes directores, sin renunciar por ello a  la inestimable herencia de los imprescindibles autores clásicos, de los que la escritora claramente ha sabido nutrirse. 


Se puede afirmar que esta antología es un ejercicio de sinceridad y honestidad. Y, desde los múltiples argumentos tratados, es al mismo tiempo, libro de gran cohesión y coherencia; donde la autora nos revela muchas de sus preocupaciones respecto al mundo actual. Respecto al ser humano: el de ahora y el de siempre. Porque como su propio título indica, parecemos dispuestos a cometer los mismos errores una y otra vez hasta el fin de los tiempos. Tras el texto, y sin fatalismos, se vislumbra una mano intencionada a plantar batalla por las causas que considera justas; aún dispuesta a confiar incansablemente en la capacidad de redención humana.  


Desde la literatura como arte, esta colección de relatos es, a la par que riesgo narrativo de virtuosismo y brillantes convocaciones de la expectación, una llamada a la reflexión. Al cambio. Abrimos la puerta, que ella primero ha abierto con su talento, a una autora franca, sin disposición a fariseísmo alguno para ganarse el favor del lector; a una escritora comprometida con la literatura, pero también, muy seriamente, con su propia especie. Damos satisfechos en nuestras Ediciones la bienvenida al primer libro –como lo hicimos a su primer cuaderno– de un ser humano que lucha tenazmente contra el escepticismo respecto a su especie. Sin duda alguna, con La imperfección del círculo, Salomé Guadalupe Ingelmo rubrica su compromiso con la que a todas luces, en lo más íntimo, considera su causa: mejorarse y mejorar al tiempo a sus semejantes.  


Una serie de retratos de Salomé Guadalupe Ingelmo realizada por el reconocido pintor español Alejandro Cabeza en http://www.alejandrocabeza.net/  permite completar la visión de la autora de La imperfección del círculo desde la poderosa personalidad y diversas facetas que transmiten las imágenes creadas con maestría.



Y completamos la presentación con una entrevista a la escritora que se inscribe en un conjunto ya extraordinario, el que he logrado reunir interaccionando con prestigiosos escritores, en mis series “Indagación sobre la dramaturgia, la narrativa, la poesía”.






Ediciones

COMOARTES 

CONTEMPORÁNEOS DEL MUNDO 
No. 22 
INDAGACIÓN SOBRE LA NARRATIVA 
ENTREVISTA A
SALOMÉ GUADALUPE INGELMO
(España) 
"LA NARRATIVA ES
INTROSPECCIÓN Y REVELACIÓN"
De las preguntas: 
–Si tuviera que indicar siete puntos indispensables
a los que debe responder como arte literario una obra narrativa,
¿cuáles señalaría?
 
De la respuesta a otra pregunta:

"La narrativa nos permite reorganizar el mundo,
darle un sentido a nuestra presencia en él.
Nos ayuda a descifrarnos y comprendernos,
a enfrentarnos a nosotros mismos
y perder el miedo; a ser más libres.
Nos concede más elementos de juicio y más argumentos.
Y por ello nos hace también más indulgentes y tolerantes:
nos ayuda a preocuparnos por entender a los demás.
Nos permite descubrir otras vidas y vivirlas
 cuanto menos en nuestra imaginación.
A veces, con un poco de suerte,
incluso nos ofrece ejemplo y alternativas
para cambiar realmente la nuestra.
La narrativa nos recuerda que no estamos solos.
Por eso, en una sociedad cada día más incomunicada,
resulta esencial para conservar nuestra humanidad,
para no acabar de olvidar que somos seres gregarios.
La narrativa apacigua esa soledad que a menudo nos corroe. 
(…)

 Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet, Alejandro Cabeza
Salomé Guadalupe Ingelmo por Alejandro Cabeza


SOBRE LA IMPERFECCIÓN DEL CÍRCULO SE HA ESCRITO
 

Salomé Guadalupe Ingelmo es mujer de densidades, de manejo soberbio de la palabra, de exploración de la naturaleza y de los cuerpos y sus mentes. Desde ahí, sus cuentos del libro La imperfección del círculo se sumergen en imágenes que pudiéramos tildar de oníricas pero que parecen apoyarse en recuerdos, lecturas y descubrimientos personales (un fragmento familiar, una imagen pictórica, un retazo de historia, un juego simbólico...). Ha bebido de los grandes y juega con sus imágenes literarias, se ha dejado impactar por sus huellas. Sin embargo, cautiva por sus sugerencias y atrevimientos. No se frena, no se contiene, no compendia, sino que se desborda y presenta cuadros de pinceladas profundas donde el suceso es mínimo y los colores son protagonistas. A veces la intensidad extrema marca la estructura, y en ocasiones el desenlace no importa tanto como el arranque vital e indiscutible: Con sus textos el lector se ha de entregar para entender, no debe suponer, sino confiar y, claro es, no puede ser un lector primerizo, porque el hermetismo de algunos pasajes y el conocimiento de los antecedentes es condición sine qua non para disfrutarla. Su creación es para no perdérsela.
Fátima Martínez Cortijo, escritora y profesora, narradora oral escénica: Premio Iberoamericano "Chamán".


En La Habana, a 16 de diciembre de 2012

Salomé Guadalupe Ingelmo se me ha develado ahora, gracias a Ediciones COMOARTE, en su real alcance y trascendencia. No sólo me han llegado sus relatos, verdaderas joyas narrativas de cuidada e impecable factura, textos que cuentan de las realidades y conflictos del ser humano y su mundo. He conocido, también, quizás como necesario complemento a sus historias de ficción –y conducido por el inteligente cuestionario formulado por el maestro , las ideas, los puntos de vista, las opiniones, que, sobre el arte de narrar, preocupan y ocupan a esta talentosa escritora española. No se equivoca, por ello, cuando categóricamente afirma que la narrativa nos ayuda a no olvidar, a recordar o a descubrir quiénes somos; a forjar y defender nuestra identidad. Salomé Guadalupe Ingelmo está convencida de la certeza de sus palabras y, quien lo dude, que lea estos cuentos antologados en La imperfección del círculo.

Fernando Rodríguez Sosa, periodista y crítico literario, Premio Nacional de Periodismo Cultural del Ministerio de Cultura de Cuba.
 
En geometría, el círculo es la base de todo elemento gráfico a realizar. Es hermoso, definitivo y preciso. A partir de él nace cualquier otra forma.
El libro La imperfección del círculo de Salomé Guadalupe Ingelmo es una precisión de la escritura, por su desbordante capacidad creativa y por la fascinación perfecta que desata en los ojos que desgranan sus historias. Historias con una base humana y emocional incontestables. La imperfección del círculo es la obra de una arriesgada e inmensa artista de la literatura, que nos lleva irremediablemente cual sombra de nuestro ser, a perseguirla hasta que nos damos cuenta de que es parte nuestra.
Además, en un mágico descubrimiento, al leer el índice con los títulos de sus textos, descubrí una increíble historia, como si su creadora no hubiese querido que la obra finalizara con el punto final del último cuento.
La imperfección del círculo es la precisión maravillosa de la emoción y de las palabras.

José Víctor Martínez Gil, escritor y artista oral, Director Ejecutivo de la CIINOE, Premio Iberoamericano “Chamán”. 



Mercedes Sosa interpretando Siembra

 

PRIMERAS NIEVES EN EL PINAJARRO


Estos días, casi siempre, mal tiempo: lluvia, fortísimo viento... En las cumbres, lecho de hielo. Paisaje para perderse, porque perderse fuera a menudo equivale a encontrarse por dentro.

INSOMNIO
Ya no quiero cerrar los ojos,
aunque ocaso manda:
paraje deshabitado
en mi lecho de escarcha
ausencia de sueños:
sabana blanca
El sol está lejos;
quizá me descongelen
del cielo las lágrimas.
                                                                               (S. G. I. Madrid, a 4 de noviembre de 2011)

Para escuchar a Secret Garden interpretando su Adagio
http://www.youtube.com/watch?v=nNL9Lole-iE&feature=related

LÁGRIMAS NEGRAS


Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos. (Rabindranath Tagore)

¡Alabad el árbol que desde la carroña sube jubiloso hacia el cielo! (Bertolt Brecht) 

Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol. (Martin Luther King)

Quien no ha visto en la carretera el alba, entre dos hileras de árboles, fresca y viva, no sabe qué es la esperanza. (Georges Bernanos)

Vosotros taláis los árboles para construir edificios que albergarán a los hombres que se han vuelto locos por no haber podido ver los árboles. (James Thurber)

Quien planta árboles está al lado de la eternidad. Nuestra codicia legítima de más bosques es la búsqueda de una humanidad más humana. (Joaquín Araújo)

Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres. (Jules Renard)

Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano. (Johann Wolfgang Goethe)

Quien no castiga el mal ordena que se haga. (Leonardo da Vinci)

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada. (Edmund Burke) 


No hagáis el mal y no existirá. (Leon Tolstoi)



MI SOMBRÍA BOLA DE NIEVE
Abandonada
bajo esta bóveda de cristal (,)
frágil,
sacudida,
patas arriba,
cabeza abajo,
macabro rito,
juguete roto:
nieva.
De mis ojos,
ceniza negra.
Mi mota me nubla el cielo;
no me reconozco
si me miro al espejo.
                                                                             (S. G. I. Madrid, 15 de octubre de 2011)


Para escuchar a Pink Floyd interpretando Sorrow live
http://www.youtube.com/watch?v=AEqQx2pJxWU&feature=related

QUE LAS HADAS PROTEJAN LAS MURALLAS DE HERVÁS. Y DERRIBEN LAS MENTALES

Hoy quiero parafrasear un título de Laura Uve (“Que las hadas protejan el amor” −http://u-topia1.blogspot.com/2011/02/que-las-hadas-protejan-el-amor.html−. Porque citar correctamente suele ser motivo de orgullo para el autor, y nada tiene que ver con el ruin plagio), y hacer un llamamiento a esas hadas en las que ella cree. En las que yo, a pesar de mi edad, aún sigo creyendo con una fe que no quiero considerar ciega, sino de penetrante vista. Porque, en efecto, no sólo es posible ver con los ojos. Y ése es uno de los motivos por los cuales os insto siempre a reapropiaros del tan (y tan injustamente) denostado tacto: a tocar, entre otras cosas, los árboles. Aprender a sentir es un largo proceso. Y el aprendizaje sentimental requiere mucha práctica.

Ayer, regresando de Gargantilla bajo la torrencial lluvia, la muralla, el agujero en la muralla, se materializó en mi mente. Porque estaba muy sumida en el paisaje interior y en su apasionado idilio con el paisaje exterior que me circundaba, pero no podemos caer en la tentación (ni siquiera los amantes más encendidos deben) de desgajarnos sin más del mundo. Ni de permitir que nuestra alegría o nuestro dolor se nos antoje el universo entero. Porque, de hecho, quizá nuestra alegría o nuestro dolor valgan mucho menos si no son compartidos. Quizá ni siquiera merezcan tales nombres cuando brotan aislados. Y porque yo no soy solo conmigo mismo: soy con otros, insertado en un tejido social que me debe, pero al que yo también debo. Siempre he considerado más satisfactorio regalar a que me regalen, amar a que me amen, escuchar (aunque quizá a veces no lo parezca) a que me escuchen.

Ayer pensaba en los efectos devastadores, peligrosísimos, que tendría toda esa agua en el precario apuntalamiento. En cómo el terreno se empaparía y pesaría cada vez más y más. Hasta quizá derrumbarse definitivamente.

Hoy, un vecino afectado me comunica que otro de los penitentes, conocedor además de los secretos del noble arte de la albañilería, asegura haberse percatado de que a lo largo de esta noche una modificación ha habido: uno de los puntales de la derecha se comba más que antes. Bajo lo que un profesional describe como un peso que ha aumentado en las últimas horas. Las piedras, la tierra y el lodo siguen bajando furtivamente, sigilosamente. ¿Dejaremos que ese lodo entierre? ¿Que enfangue la conciencia y con ella la memoria?

Si no nos protege el Ayuntamiento, que al menos nos protejan las hadas. Aunque, con todo el amor y el agradecimiento que nutro por lo sobrenatural, yo preferiría que fuesen los primeros quienes lo hiciesen: supondría un gesto. Quizá un gesto indicativo de un cambio de actitud. Y también de un cambio en el acercamiento a los vecinos de Hervás y sus problemas, a los problemas de las personas cuyos intereses presuntamente representa. Que el sistema no se revele un espejismo. Porque yo soy, fundamentalmente, mujer de fe. Y quiero seguir creyendo.

Mi salud mental y emocional agradecería sobremanera al Ayuntamiento de Hervás que tomase medidas, aunque éstas hubiesen de ser provisorias (si de verdad quien tiene que poner los fondos, sea quien sea, no dispone en este momento de ellos). Aunque fuese revisando (por parte de expertos fiables) el apuntalamiento y renovándolo. Si es que de momento no es posible restaurar, cuanto menos, ese pedazo de muralla. No esperemos a la desgracia.

ENTERRADOS VIVOS


Es necesario mirar dentro. Pero sin perder de vista lo que hay fuera ni siquiera en los momentos en los que la introspección es más profunda o nos encontramos en las simas más insondables. Porque de hecho esa introspección, que ha de servir para mejorarnos, ha de convertirnos en individuos más valiosos para la comunidad, para dar más y mejor a nuestros semejantes.


Hoy acogeremos una entrada que recupera, sin metáforas ni otras figuras literarias, sin velos, la esencia originaria de este blog, y también de mi blog centrado en la judería de Hervás (http://traslospasosdelpuebloelegido.blogspot.com). Ambos nacieron en su día con vocación de servicio a la comunidad, ya sea a la de Hervás o a una mucho más amplia. Y hoy ponemos ambos al servicio de la comunidad más restringida: la patria chica. Pero apelando también, por supuesto, a la solidaridad de los que componen la mayor: a quienes nos han visitado o nos visitará, a quienes quizá nunca lleguen a conocernos y sencillamente se preocupan por su prójimo. Porque además los amantes de la naturaleza suelen ser personas especialmente solidarias, en buena medida por motivos que analizamos hace ya algún tiempo.

Disculpareis si el título parece un tanto efectista. Si adopta tintes dramáticos o incluso catastrofistas. También podría haber titulado esta entrada “La muralla de Hervás se está cayendo”, parafraseando la famosa cancioncilla infantil inglesa “El puente de Londres se está cayendo”. Pero la cosa es que yo, que (os lo creáis o no) tiendo siempre a desdramatizar, en este momento no tengo ningunas ganas de tomármelo a broma. No, porque no es cosa de risa que las personas no concilien el sueño por las noches pensando si la muralla que rodea la Iglesia de Santa María de Hervás (Santa María de la Asunción de las Aguas Vivas) acabará cayendo sobre sus cabezas. No es una bella margarita que deshojar.

Hoy, a eso de las dos de la tarde, cuando le preguntaba a una de las vecinas más afectadas qué mensaje deseaba transmitir a las personas que leyesen esta entrada (a todos sus vecinos, si fuese posible que a ellos llegase a través de nosotros), qué sensación quería que los demás percibiesen, ella respondía, como es lógico, “que se vive con miedo”. Añadía “cuando escucho ruidos raros por la noche, pienso Ay, Dios mío, a ver si es la muralla que ya se está cayendo. Y cuando sopla el viento pienso a ver si se va a caer ahora”. Añade este testigo que ayer vio desprenderse nuevamente tierra en el hueco apuntalado en la muralla. Apuntalado como lo veis en las fotos desde que esas piedras se derrumbaron, unos días antes de Nochebuena. Qué gran regalo de Navidad para los vecinos de esta calle, que ocupa la parte trasera de la iglesia y que va a dar a un mirador bastante transitado también por los turistas.

Y lo cierto es que este regalo no es inesperado, no es el primero que esa muralla les ofrece. Un pedazo contiguo, reconstruido ahora (lo veis de color ligeramente más claro en las fotos), se cayó hace casi siete años. Entonces, los mismos vecinos que ven ahora peligrar su integridad de nuevo habían avisado de que un día u otro sucedería una desgracia, como han hecho ahora también en varias ocasiones. Consiguieron que la zona fuese visitada por la aparejadora del Ayuntamiento, que según estos testigos les tranquilizó diciéndoles que aquello resistiría. Que les tranquilizó es una forma de hablar, porque entre los testigos había personas dedicadas al noble arte de la construcción, y su optimismo no se les contagió. Según me contaban hoy, esa misma noche la muralla cedió. Sepulto la moto de uno de los vecinos, dañó las escaleras de ingreso a su casa y no se llevó a nadie por delante porque quiso el destino, o la Providencia, que nadie transitase en ese momento por la calle. Pero las piedras de la muralla acariciaron bruscamente las pareces de esas casas. De haber sido más alta la muralla… De hecho tal fue la vibración que el derrumbe produjo que posteriormente estos mismos vecinos advirtieron goteras en su techo y, al ir a repararlas un albañil contratado por ellos, éste les comentó que el problema se debía a que la desgracia había provocado que se descolocasen las placas sobre las que apoyaban las tejas.

El problema se repitió unos diez metros más adelante hace unos tres años, cuando otro pedazo de la muralla cedió sobre una cuadra. Y venía de antiguo: hace unos cuarenta y pico años otro pedazo de la misma se había derrumbado ya.

El boquete que observáis en las fotos, el que ahora nos ocupa y reclama atención inmediata, se abrió, como os decía, unos días antes de Nochebuena. Como otras veces, los vecinos habían avisado antes reiteradamente al Ayuntamiento del peligro, que es consabido. Ese día, cuando finalmente se derrumbó, al ser avisada, la policía se personó inmediatamente. Los vecinos fueron desalojados durante dos noches: tres familias debieron abandonar sus casas. En realidad toda la calle se veía afectada, pero las demás familias no viven asiduamente allí.

Desde entonces, desde antes de Navidades, ese boquete sigue apuntalado de la forma precaria que veis (los puntales internos apoyan sobre tierra removida). Y lo más preocupante no es sólo el tiempo que ha pasado (tiempo en el que esos vecinos no duermen tranquilos), sino todas las lluvias caídas que lógicamente aumentarán los desprendimientos en el terreno, en una roca que se erosiona con facilidad. Hoy otro de los afectados manifestaba que si no ha terminado de caerse no es por los puntales, sino porque Dios no ha querido. Y es que, en efecto, Él aprieta, pero no ahoga. Aunque las acciones de los responsables no se deberían limitar a confiar en esta máxima. Está muy bien tener fe, pero a veces eso no basta. No debe bastar. Especialmente si se es un cargo público.

Me confirman que la Policía Municipal pasa con una cierta frecuencia a ver el estado de la zona apuntalada. Pero lo cierto es que, a pesar de no albergar dudas sobre la escrupulosidad con la cual desenvolverán su función, ellos no son técnicos. Parece ser que los peritos estuvieron sacando fotos después de Navidades. Los vecinos se sienten abandonados y muy defraudados. “No se puede tener esto en tal estado de dejadez”, me decía uno hoy.

Las quejas al Ayuntamiento han sido múltiples y actualmente, ante la aparente pasividad, los vecinos están recogiendo firmas. La respuesta es siempre la misma: que ya están en ello. Pero en ello llevan desde las Navidades. Y éste es un problema recurrente desde, como hemos visto, el cuarenta y pico. Mucho llevan en ello para sólo parchear malamente algunas zonas con ladrillo (visto que la iglesia es uno de los monumentos más antiguos de Hervás, tengo mis dudas sobre lo oportuno de este tipo de “arreglos”) o rehacer pequeños tramos una vez éstos se han caído del todo. Será que a mí me ha encantado siempre el dicho “mejor prevenir que curar”. Sobre todo porque en este caso, con algo tan serio, podría no haber cura posible.

La otra respuesta es que esas obras son responsabilidad del Obispado.

Bien, querido Ayuntamiento de Hervás, a los vecinos ya les da igual de quién sea la jurisdicción y la responsabilidad: el riesgo real, inminente, está denunciado desde hace mucho, y se lleva demasiado tentando a la suerte. Lo razonable en este caso sería resolver el problema inmediatamente, y luego depurar responsabilidades o apelar a la conciencia de quién sea necesario. Solucionad primero y después echaos en cara entre vosotros todo lo que queráis. Lo pague el Obispado, el Ayuntamiento de Hervás o la Junta de Extremadura, eso ha de ser resuelto ya, PORQUE ES LA VIDA DE PERSONAS DE CARNE Y HUESO LA QUE ESTÁ EN JUEGO. DE PERSONAS QUE ESTÁN VIVITAS Y COLEANDO... DE MOMENTO. Podría decirlo incluso más alto, pero no más claro.

La pregunta es si vamos a seguir esperando hasta que ocurra una desgracia irreparable, una que no sea “sólo” material: hasta que un día alguien pase despreocupadamente por allí y una enorme roca de corazón duro se lleve su vida prematuramente por delante. O hasta que la ansiedad les destroce los nervios a quienes viven bajo esa amenaza constante.

Como me hacen notar los vecinos, en este momento si ocurriese alguna desgracia, si se necesitase asistencia médica urgente, por ejemplo, una ambulancia no podría acceder a esta calle. Como observáis en las fotos, ya resulta complicado simplemente entrar en esas casas; los pedruscos caídos llegan casi hasta las mismas puertas.

Por otro lado esa muralla, como os decía antes, forma parte de un patrimonio histórico que hay que salvaguardar, que está exigiendo un mantenimiento, una reconstrucción adecuada (que desde luego no debería pasar por el parcheo con ladrillo).

La iglesia de Santa María ocupó un bastión en origen templario. Fue construida en el siglo XIII y es escenario de algunas leyendas de esta comunidad; forma parte de un bagaje histórico, cultural y artístico que hay que preservar. Es un monumento de todos los hervasenses. Igual que este problema no atañe sólo a los habitantes de esa calle, sino a los de todo el pueblo.

Éste es, ante todo, un llamamiento a la solidaridad de todos los habitantes de Hérvás, que han de recuperar el sentimiento de pertenencia a una comunidad, como existió antaño. Hacedlo por generosidad, por empatía, por haber comprendido que lo que le sucede a uno es lo que nos sucede a todos. Pero si no sois capaces de hacerlo por esos motivos, hacedlo al menos por egoísmo. Porque mañana os podría tocar a vosotros: porque un día podrías tener un problema del que el resto del pueblo decidiese desentenderse.

Os recuerdo el famoso poema de Martin Niemoeller “Cuando los nazis vinieron”, que muchos atribuyen a Brecht.


Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,

guardé silencio,

porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio,

porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a buscar a los judíos,

no protesté,

porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar.



La lista para recogida de firmas que se presentará en el Ayuntamiento está en la tienda de ultramarinos de José Luis del Arco, en la calle Relator González 23 (La Calle de los Comercios para los hervasenses). Él es uno de los principales afectados (si bien tiene la fortuna de no vivir allí. Es su secadero el que podría desaparecer cualquier día bajo la muralla) y os atenderá con mucho gusto. No sigáis callando como habéis callado con tantas otras cosas sólo porque, como algunos confesáis en privado, “no se puede cambiar nada”. No os escondáis tras esa pobre justificación. Sería más vergonzoso aún en los tiempos que corren, en los que las voces ponderadas y pacíficas parecen dispuestas a reconquistar los lugares que les corresponden, a reconquistarlos incluso en circunstancias mucho más adversas que las nuestras. Id a firmar por conciencia, por compromiso, por generosidad. Y si no podéis, id a firmar por egoísmo. Pero id.

Por último, se me ha ocurrido que algunos hervasenses que viven lejos pueden (deberían) estar interesados en mostrar su apoyo y exigir una actuación responsable. Se me ha ocurrido que podríamos habilitar un correo electrónico para que a él pudiesen enviar su firma escaneada. Así mismo podríamos hacer otra lista con todos aquellos interesados en mostrar su apoyo a los vecinos de Hervás aun no siendo hijos de la villa. Quizá al Ayuntamiento le interese constatar cuántas personas, potenciales turistas, se preocupan por la buena salud del pueblo. Porque quizá un día podrán quedarse sin monumentos que visitar. Nuestros embutidos y dulces seguirán siendo proverbiales, pero no estaría mal que pudieseis encontrar aún el pueblo en pie si os decidís a hacernos una visita.

¿Qué exagero? No sé, podría ser: entero no se va a caer. Pero es que con la vida y la tranquilidad de las personas no se juega. Me parece.




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