.

.

DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

BAJO EL IMPROBABLE SOL EN LA PISTA SUPERIOR. CÓMO EVITAR RESFRIADOS

Algunos de vosotros recordaréis que el año pasado más o menos por estas fechas hablábamos sobre lo importante que es vestirse adecuadamente para subir a la montaña cuando llega el frío: sobre la importancia de la ropa técnica y su correcto uso. No os repetiré lo que ya os decía entonces, pero os recordaré un concepto fundamental: cuando uséis ropa de este tipo, por mucho calor que sintáis, no debéis quitaros y ni siquiera desabrocharos las capas externas de ropa. Si lo hacéis, lo más normal es que cojáis un resfriado. No importa que os parezca que no habéis sudado apenas; en caminatas de este tipo, especialmente si avanzáis a buen paso, lo habréis hecho. Y la ropa técnica, que para eso sirve, habrá acumulado ese sudor pegado a vuestro cuerpo. Así no supone un riesgo porque sus tejidos están preparados para que ese sudor no entre en contacto con el frío externo. Pero en el momento en que rompéis esa barrera al abrir una cremallera... Un gesto tan inocente en apariencia puede costaros muy caro. Si el sudor se enfría a esa altura y faltando aún muchos kilómetros para que regreséis al pueblo y podáis cambiaros, lo pasaréis muy mal el resto del camino y sufriréis las consecuencias después.




















































































































































1 DE NOVIEMBRE. EL OTOÑO EN EL CASTAÑAR DEL DUQUE

Yo diría que sobran las palabras. ¿Todavía hace falta que os explique por qué hay que visitar los castañares en otoño? Son sólo unos pocos ejemplos. El resto os están esperando ahí fuera. Únicamente hace falta salir a buscarlas.



































































































































Los verdaderos protagonistas estan aquí